Después de disfrutar de un día repleto de sol, mar y arena, y recuperar energías en la comodidad apacible de los rincones de Castaví, salimos con la brisa templada del atardecer hacia el paseo marítimo de Es Pujols.
Allí se instalan, cuando cae el sol, los puestos donde podemos encontrar todo el colorido de los objetos de artesanía más típicos de la isla. Nos zambullimos sin prisa en ese flujo tranquilo para dejarnos sorprender por el abanico de formas, materiales e historias que encierran cada uno de los elementos que van apareciendo. Otro momento sencillo y distinto para recordar.